Cuando finaliza el curso escolar no siempre recibimos las notas que nos gustaría. Cuando un alumno suspende es importante que sea consciente de que no es lo correcto pero no hay que llevarlo a un extremo, seguramente el mismo ya este sintiéndose mal. Como padre tienes que ayudarle a que asuma que es el protagonista de sus resultados y el que puede solucionar el problema. Es el actor principal.

Todos los alumnos no se toman los suspensos de la misma manera. Podemos encontrarnos ante un alumno al que realmente no le importe. Es el menos habitual y como padre el que más tendría que preocuparnos ya que posiblemente sino le da importancia a los estudios no sabemos en qué escala de valores se mueve. Otro tipo de alumno con suspensos adoptan actitudes tales como «suspendo por vuestra culpa porque estáis encima de mí», «solo os importan las notas», «las clases no me gustan» o «el profesor me tiene manía». Es verdad que en algún caso todos estos argumentos son verídicos,  pero en muchas ocasiones lo utilizan como arma para no asumir su parte de culpa. Si sospechamos que es verdad deberemos de estar atentos y estaremos en constante comunicación con los docentes del centro y con los profesores particulares si los tiene. Y, por último, está el alumno que asume que no ha estudiado y debe de cambiar su comportamiento, que llevado al extremo puede sentirse fracaso o decepcionado consigo mismo. Es el más vulnerable y posiblemente el que más quiere apostar por el cambio.

Los padres no deben de perder la calma. Es inevitable que como padre sientas enfado o temor pero en este momento es cuando tienes que demostrar a tu hijo que no eres el «enemigo», sino que ambas partes tenéis que trabajar en el mismo camino.

Una vez asumido el suspenso de los hijos, ambas partes tienen que hablar y analizar:

– Por qué ha pasado

– Como se sienten

– Qué quiere hacer para aprobar

– Ayudarle y apoyarle

Cuando asume su responsabilidad hay que establecer un plan de trabajo para recuperar las materias suspendidas. Durante estos meses, tendrá tiempo de descansar pero habrá que dedicar horas de estudio en función de las materias que tenga pendiente de aprobar.

En los años que llevamos abiertos, son muchas las familias que han contando con nosotros durante el veranos para ayudar a sus hijos. Son meses en los que los alumnos están en modo «Cerrado por vacaciones» por eso tenemos que reinventarnos como padres y como docentes y es recomendable que hagamos un pacto con el alumno en cuanto a cómo trabajar. En caso contrario, si son muchas las asignaturas pendientes, el alumno cuando comience el siguiente curso escolar estará ya cansado de estudiar y el curso será mucho más duro.

En los próximos post, os daremos alguna idea para trabajar durante el verano.