Las personas vivimos en sociedad y tenemos la necesidad de relacionarnos con el resto. Para que el proceso comunicativo tenga éxito tenemos que dominar tanto la expresión como la comprensión.

Vamos a ver las partes que forman el proceso comunicativo:

esquema para aprender a expresarse

Para que el proceso finalice satisfactoriamente, todo el proceso tiene que ir unido, pero en este caso, nos vamos a centrar en la forma de mandar el mensaje.

Saber conversar requiere de habilidades sociales y comunicativas propias, más o menos complejas en función del contexto en el que se desarrolle. Es importante saber expresarnos con claridad por lo que deberemos seguir un orden lógico diferenciado que decir y qué no decir dependiendo de con quién estamos. De igual forma, que debemos saber cómo decirlo en función de la persona a la que se lo digamos. El lenguaje a utilizar variará en función de ésto. El uso de técnicismos requiere de un nivel medio-alto de comprensión y conocimiento del tema, por lo que su uso lo aplicaremos cuando el receptor esté en esa zona.

A la hora de expresarnos, es conveniente disponer de un amplio léxico para poder transmitir la idea en su totalidad y tendremos que usarlo con fluidez y precisión. Este léxico, irá unido a un lenguaje no verbal que se apoya en gestos, posturas, expresión facial…que tenemos que manejar para darle más fuerza a nuestro mensaje.

Cuando la elección del tema a tratar sea propia, buscaremos un tema interesante para todas las partes, no solo para emisor o receptor, ya que de esta forma conseguiremos mayor riqueza en la conversación, mayor entendimiento y mayor interacción. Ya no solo a nivel de comunicación sino de éxito y conocimiento. Si hacemos que todas las partes interactúen e intervengan sacaremos mayor provecho.

Cuando en una conversación intervienen varias partes, será importante que se respeten los turnos de palabras y se escuche con interés la participación del resto de componentes. Esto no es incompatible con rebatir aquellos puntos con los que no se esté de acuerdo, de una parte o de otra. Hay que hacerlo y aceptarlo de una manera natural, sin prejuicios.

Evitaremos ser elocuentes y captar el centro de atención, todos los participantes tienen que expresarse y aportar ideas, comentarios o, incluso, anécdotas. Así evitaremos el aburrimiento. Además de respetar los turnos de palabras, cuando estés interviniendo utiliza recursos tales como cambios de tono de voz, de volumen…

Intentaremos que no aparezcan muchos silencios, con ello, conseguiremos que los más tímidos se sientan bien e, incluso, será positivo que refuerces la conversación preguntándoles por temas muy concretos.

En función de las personas que tengas delante, evitaremos temas que puedan dar lugar a discusiones. Esto se detecta fácilmente conforme se va poniendo tenso el ambiente. Cambia de rumbo de la conversación.

Para las personas, nos resulta más sencillo expresas ideas que pensamientos o sentimientos.

Si aprendemos a comunicarnos mejor, evitaremos conflictos o malos entendidos. Si tienes un mensaje que quieres transmitir tienes que buscar la forma de hacerlo de la mejor manera posible, callarlo puede ocasionar mayores problemas en el futuro. Hay veces que para evitar un problema presente, no aportamos nuestra opinión. Ante esta situación, analiza el posible impacto que tendrá en un futuro.

Si tenemos dudas sobre cómo enfocar un determinado tema y no sabemos cuál es la mejor forma, piensa en desglosarlo, piensa en mensajes claros, cortos y directos que compongan la idea total. Así se hará de una manera más clara y se expresará mejor.

Siempre vale la pena trabajar por comunicarnos mejor. Quien desarrolla esta habilidad, con toda seguridad logra construir mejores relaciones con los demás, tanto en el plano personal como en el profesional. Es el resultado de un esfuerzo y de una práctica consciente y dirigida.