Llega septiembre y con el nuevo mes, la  vuelta a la rutina. Empezar un nuevo curso significa empezar nuevos retos y tendrás que hacer alarde de tu capacidad de adaptación hacia los meses que tenemos por delante.

En otros post, aconsejábamos que en verano rompiéramos un poco la rutina y dejáramos los madrugones para el curso, cuando llega esta época tenemos que volver a ellos. Nos tenemos que levantar antes, pero es imprescindible que respetemos las horas de descanso, tenemos que hacerlo de manera paulatina. Conforme se acerca el comienzo del curso, comenzamos a retomar las pautas de horario, los hábitos. Además de la adaptación horaria, es importante que el niño tome conciencia de que comienza otra vez el curso, de lo importante que es el estudio para su desarrollo personal. No lo tenemos que afrontar desde una perspectiva negativa sino con ilusión por volver a retomar aquello que habíamos dejado en stand by para cargar pilas y seguir con ello con una ilusión fortificada.

Es importante que el niño tenga preparado todo el material escolar, tanto los libros de texto, como bolígrafos o tijeras. Reutilizar si tenemos algo que nos sirve del curso escolar pasado y hacer partícipe en este proceso al alumno, será una herramienta que juegue a nuestro favor.

Una vez que tengamos esto a punto, no debemos olvidarnos que el ambiente de estudio es importante, por lo que tenemos que poner especial interés en ordenar la sala de estudio, que no tenga juguetes con los que distraernos ni colores excesivamente fuertes. Que tenga luz natural y que el foco de luz no haga sombra. Tiene que ser una estancia agradable y apacible, pues es donde la mente tiene que estar ajena a elementos que puedan distraernos y optimice la capacidad de concentración.

Dependiendo del curso en el que se encuentre y de las actividades que tenga el alumno, podemos tener un cronograma más o menos flexible para empezar el curso y lo iremos modificando conforme pasen las semanas. Para nuestro alumno, será importante que lo hagamos también participe en su elaboración. Hay que negociar y nunca imponer. En estos primeros días de clase, tiene que tener una adaptación e ir aumentando las horas de estudio. A los adultos nos pasa lo mismo cuando volvemos de vacaciones, los primeros días nos cuesta más madrugar, recordar tareas pendientes u objetivos modificados.

Acabo de nombrar las extraescolares, es otro ambiente en el que el niño debe de cooperar. En muchos casos, vemos cómo los padres quieren que su hijo sea el mejor en idiomas, en deportes o en música, pero cuidado con apuntar a nuestro hijo a un número excesivo de actividades porque podemos estar provocando el efecto contrario e incluso la desmotivación. Tenemos que conocer las habilidades y las destrezas de nuestro hijo y, en función de ellas, conversar y pactar las actividades donde acudir. Vuelvo a hacer la comparación con nosotros, imaginemos por un minuto que después de nuestra jornada laboral tuviéramos que ir a estudiar inglés, practicar running y hacer las tareas de casa. ¿Cómo acabaríamos cada día?

Durante estos primeros días de cole, observa a tu hijo. Puede que la vuelta le cueste más de lo que pensamos y pueda provocarle ansiedad. Si no estás seguro de cómo se ha adaptado, no dudes en ponerte en contacto con el colegio. En los centros hay especialistas que te asesorarán en cómo tratarlo estos primeros días. Si necesitas un servicio de psicopedagogía, en IberClase contamos con profesionales que os pueden echar una mano a tu hijo y a tí. Pedir ayuda en el momento oportuno puede evitar conflictos en un futuro.

Una de las peores cosas que puede pasar por la cabeza de un niño es que sienta que está atascado y que no puede avanzar. Tenemos que ayudar al niño para que comprenda que las cosas no siempre salen como queremos y que el no avanzar tan rápido como nos gustaría es habitual en nuestra sociedad. Darle nosotros normalidad, ayudará a nuestro alumno a crecer personalmente y a afrontar los problemas que vengan más adelante con perspectiva y sin darle una importancia extrema. La comunicación constante con él abrirá nuevas vías en nosotros y en el propio alumno. Seguro que alguna vez, pidiendo consejo a algún compañero en el trabajo, conforme te escuchabas, tú mismo te debas las solución. Verbalizar lo que pensamos nos ayuda a seguir avanzando.