No podemos pensar que los profesores, los padres o lo alumnos son agentes externos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero tampoco podemos responsabilizar a una única parte de los resultados obtenidos. Todos formamos partes del proceso y debemos de dar nuestra mejor versión para obtener el mejor resultado. El alumno debe comprometerse con sus estudios y no culpabilizar a las otras partes si las cosas no van bien. No digo que no sea fundamental la labor de los profesores y la de la familia, sino simplemente que el alumno debe responsabilizarse y asumir que es dueño de sus acciones.

Generalmente en edades escolares, esto cuesta conseguirlo más de lo esperado por capacidades propias de la edad y porque muchas veces tienen otras prioridades. Podemos ver un ejemplo claro de esto en que en educación primaria y secundaria los alumnos estudian por obligación y conforme nos adentramos en estudios superiores, con materias más específicas y  elegidas por el alumno, las notas mejoran en muchos casos.

Como profesores debemos de motivar a nuestros alumnos, conocer sus inquietudes, adaptar nuestras actividades a sus gustos para conseguir un grado de participación e involucración mayor, tenemos que potenciar su independencia en el desarrollo de las actividades con diferentes metodología y tendremos feedback constante con ellos. En las clases particulares tenemos una gran ventaja a nuestro favor para potenciar todo esto, el aprendizaje es mucho más directo y tenemos que optimizarlo.

Si conseguimos seguir estas puntos, tendremos un alumno motivado que tendrá inquietudes y querrá saber más. Muchas veces viene familias a IberClase pidiéndonos que ayudemos a sus hijos a tener motivación, a que tengan ilusión por estudiar.

Como profesora es una de las tareas que más satisfacción me reporta. Paso las primeras clases escuchando lo que me cuentan y como me lo cuentan, observando cada uno de los movimientos, analizando sus preguntas. Lo que tengo que conseguir es conocerle, meterme un poco en su mente. Para desde ella, ayudarle. Ayudarle escuchando lo que muchas veces gritan pero no somos capaces de interiorizar porque como profesor o padres tenemos otro objetivo y queremos conseguirlo sin parar a oír lo que nuestro alumno o hijo nos quiere decir. Sé que esto puede parecer un tópico, pero la experiencia nos arroja resultados muy satisfactorios.

Dentro de estas funciones, es muy importante ayudar a nuestro alumno a ser capaz de distribuir bien su tiempo. Los alumnos de ahora tienen muchas más actividades extraescolares que hace un par de épocas, ya hablaremos de los motivos en otro post, y tienen que distribuir en el mismas horas más obligaciones provocando la consecuente desmotivación y no llegar a hacer la tarea como se tenía estimado.

Si el alumno se ve capaz de conseguirlo, lo conseguirá.