O lo que es lo mismo ‘Una mente sana en un cuerpo sano’ viene de los poemas de Décimo Junio Juvenal datados en el siglo I y II d.C. En ese momento, se daba gran importancia a la formación intelectual, atlética y espiritual del individuo, pero no fue hasta unos siglos después, aproximadamente en el siglo XIX cuando no se empezó a usar de una forma más global en todos los ámbitos de la vida.

El concepto ha ido evolucionando a lo largo de la historia y ahora lo podemos generalizar a tener una mente sana a través del ejercicio.  El ejercicio físico nos da múltiple beneficios, los más conocidos son no subir de peso, eliminar toxinas negativas de nuestro cuerpo, ganar resistencia y energía pero más allá de eso nos ayuda a tener una mente más ágil a través sobretodo de la mejorar de la memoria, de tener mayor retentiva, mayor rapidez, flexibilidad mental y nos aporta calma. Factores, todos ellos, de suma importancia tengas la edad que tengas.

En una sociedad como la actual, en la que todos vamos corriendo de un sitio a otro o pedimos café para llevar, hay grandes profesionales que al finalizar sus largas jornadas de trabajo deciden salir a hacer un poco de deporte, en solitario o con amigos, lo importante es que nuestro cerebro desconecte y deje de pensar en las preocupaciones y piense en sí mismo. Este hábito es un mensaje que tenemos que transmitir también de generación en generación. Cuando somos más jóvenes, en los centros escolares, en un gran porcentaje de alumnos hacen fútbol, baloncesto, gimnasia rítmica… pero con los años se van dejando atrás

Afortunadamente, la práctica del deporte se está convirtiendo cada vez más en algo habitual y que nos aporta un cuerpo en equilibrio con nuestra mente, lo que nos supone un aumento de autoestima y en última instancia de autoimagen.

Si no realizas deporte de manera habitual es bueno que comiences con algunos hábitos que te van a encaminar a este mundo:

  • Márcate marcas asequibles, por ejemplo, empieza por 10 minutos al día.
  • Busca aquello que te gusta y sé constante, puedes probar varios deportes diferentes, no hay prisa, lo importante es que no lo marques como una obligación sino como una costumbre en tu día a día.
  • No te desanimes, si empiezas con algún deporte y tu cuerpo se resiente, prueba con otro o revisa la forma en la que lo practicas.
  • Si no tienes demasiado tiempo empieza con acciones cotidianas: subir escaleras, ir al supermercado andando…

Además de lo comentado, este proverbio actualmente está muy unido a la dieta, podemos afirmar que somos lo que comemos y tener unos buenos hábitos alimenticios nos aporta grandes beneficios también. Estos hábitos podrían ser:

  • Hacer cinco comidas al día.
  • Variedad en la alimentación.
  • Evitar grasas saturadas.
  • Ajustar nuestra alimentación a nuestro ejercicio físico.

Pero si un día tienes un control o una prueba/presentación, es importante que ese día:

  • No vayas con el estomago vacío, la ingesta debe de ser de alimentos fáciles de digerir.
  • Frutas y verduras ayudan a prevenir el estrés.
  • No comas alimentos procesados, alcohol o chocolate, provocan el efecto contrario.